El piloto del Ducati Lenovo Team se adueñó por completo del Gran Premio GoPro de Aragón, firmando un fin de semana perfecto en el trazado. Por primera vez desde Sachsenring 2015, el ocho veces campeón del mundo lideró todas las sesiones del fin de semana, desde los entrenamientos libres hasta la carrera del domingo, pasando por la clasificación y el Tissot Sprint.

Ya en la carrera del domingo, Márquez convirtió la pole position en una victoria impecable. En ningún momento cedió el liderato ni dio margen a que la presión le alcanzara. Ni siquiera la presencia de su hermano Álex Márquez, que firmó una actuación también destacada, ni el regreso competitivo de Francesco Bagnaia, pudieron inquietarlo.

Más allá del resultado, lo que deja este GP es una sensación clara: Marc Márquez ha reencontrado su mejor versión. Y lo ha hecho en un escenario que lo ha visto triunfar repetidas veces desde su debut en MotoGP. Aragón no solo es territorio Márquez por sus estadísticas; lo es porque allí su pilotaje alcanza una dimensión diferente.

La importancia de esta victoria va más allá de los 25 puntos sumados. Es una declaración de intenciones. En una temporada marcada por los cambios —nuevo equipo, nueva moto, nuevas dinámicas— Marc ha demostrado que sigue teniendo lo que se necesita para marcar diferencias. La Ducati se ha adaptado a él, sí, pero también él ha sabido adaptarse a ella con la inteligencia y determinación que lo caracterizan.

En palabras del propio piloto tras bajarse del podio:

«Hacía tiempo que no disfrutaba así encima de la moto. Hemos trabajado mucho y este resultado es el fruto de todo ese esfuerzo. MotorLand siempre ha sido especial para mí, y conseguir un fin de semana perfecto aquí es algo que recordaré.»

Con este triunfo, Márquez consolida su candidatura al título y lanza un claro mensaje al paddock: el 93 está de vuelta, y no ha venido a observar, sino a ganar.